LA COMPASIÓN II

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Bien, venimos de tratar el concepto ‘estupidez’; terminábamos viendo como la compasión, en éste caso, se trata de un atributo o condición, que no procede del intelecto, sino originariamente yace desde el núcleo del corazón, donde es horneado y extraído desde la misma conciencia. La compasión es comprensión, es entendimiento. Sin comprensión ni entendimiento, jamás alcanzaremos la realidad de la compasión, por tanto estaremos muy lejos de la verdad del Amor.

La compasión posee un proceso aplicable de grados; cada grado superado, nos irá preparando para el siguiente. En contra de los conceptos vulgarizados a los que se les quiera desviar, la realidad del valor de la compasión nos sumerge en la energía superior más allá del valor de valores , como es el amor; por medio de la compasión logramos alcanzar el Amor. No podemos hablar de amor ni de que lo conocemos, si no hemos avanzado y posesionado antes, en la estructura de la compasión. Creer que conocemos el amor, incluso el amor intrínseco, es caminar por un grave y grande error. Pues sin el desarrollo y aplicación, primero de la compasión, jamás podremos alcanzar la realidad del Amor. La compasión se encuentra muy por encima de lo que que creemos saber del Amor.

Antes de nada, deberemos aprender a saber tener compasión hacia sí mismo. El desarrollo de esa compasión interior en uno mismo, nos llevará al encuentro verdadero del ser o procedencia superior de la cual procedemos. Es por medio de la compasión hacia uno mismo, como aprenderemos a querernos, a amarnos de verdad; es decir, aprenderemos a respetarnos y ello empieza con cada una de las células de las que nos componemos; veremos que ellas forman parte de nuestro todo, como seres súperinteligentes; de cómo le debemos un mimo y respeto. Al tiempo que nos vayamos dando cuenta de esa interioridad, estaremos despertando ante la verdad del maestro que llevamos dentro. Pero todo es un proceso interior, donde no cabe nada externo. Con lo externo, seguiremos conviviendo, pero no de manera atada, sino sueltos plenamente. Es decir, caminar juntos, pero no atados. De esa forma, nos obligaremos a un verdadero despertar de conciencia, pero en la maestría de la compasión. Si carecemos de compasión, ¿cómo vamos a conocer el amor? Nos estaremos mintiendo, creyendo que sabemos y conocemos el Amor, sin desarrollar los pilares donde se sostienen, como es el de la compasión. Así que aprendamos a querernos a nosotros mismos mediante la aplicación de la compasión. Sin ese ingrediente, aún viviendo en nosotros, no nos llegaremos a conocer. Hay personas que confiesan haber estado toda su vida cuidando y amando a los demás, sin embargo, carecen del cariño y amor hacia sí mismas, porque siempre han estado ahí fuera, ‘amando’ como dicen o reconocen. Interiormente se sienten tristes y solas. ¿Cómo podrán recuperar su realidad de persona amorosa, si no es a través del desarrollo de la compasión que ha tenido hacia los demás, y ahora, comience a aprender a aplicarlo sobre ella misma?

El Amor no es ninguna obligación, pero la compasión forma parte de nuestro propio ADN, es decir, de todo cuanto viene creándose; tanto es así que es uno de los componentes fundamentales de cuando se forman y crean la energía espíritu y la propia energía de la materia. Desde la compasión se le van dando forma a todo cuanto se crea tanto en el macro como en el micro Universo y tanto en lo conocido como en lo desconocido. Observen lo vital que es la aplicación y desarrollo de la compasión, pero sobre todo, sabiendo y aprendiendo que es algo que todos lo poseemos. Y al definir el todos, debemos aplicarlo a ese conocimiento que poseemos de como cuanto existe en la materia es porque se encuentra ocupado por el cuerpo sutil del espíritu. La materia se aprovecha del espíritu para avanzar hacia un mayor grado de sutileza; la sutileza del espíritu, utiliza la densidad de la materia para desarrollarse de una manera que desde sí mismo, no lograría alcanzar, salvo en medidas de tiempos incontables. Y el ingrediente del cual se compone todo, como bien dijimos, es la compasión.

Una vez que descendemos a la densidad de la materia, encontramos la oportunidad  idónea para la reafirmación y desarrollo de nuestra compasión. Sabiendo que nuestras escapadas a estos planos de la materia, es solo determinación y responsabilidad propia; el principal y primer paso a dar es la que anunciamos al comienzo, la aplicación de la compasión hacia sí mismo. ¿Cómo lo hago? Debemos entender que todo cuanto encontramos ahí fuera, forma parte de éste escenario, de ésta escuela; y cada uno con sus funciones predeterminadas. Debemos implicarnos con nosotros mismos, no con lo demás; cada vez que logramos aislarnos del exterior y de todas sus atracciones, fortalecemos la conexión interior con nuestra fuente principal de la que procedemos y formamos parte. En ese proceso, cogeremos la práctica de potencializar nuestra capacidad como seres gigantes de energía espíritu que somos de origen. En esa implicación, con semejante comprensión, estaremos activando constantemente el poder de poderes como es la compasión y de ello el Amor.

Convencidos de la compasión hacia sí mismo, habrá ido surgiendo un paralelismo en el desarrollo de la compasión hacia los demás. Pero reafirmados en el núcleo primordial de la compasión hacia uno mismo, será cuando estemos preparados para desarrollar la compasión hacia el resto de nuestras personas, sin distinción de ninguna clase. Una vez completado ese ciclo y convencidos de poseer la plenitud de la compasión hacia los demás; deberemos pegarnos a ese otro paralelismo que habrá ido surgiendo, de compasión hacia el resto de especies. Así que trabajando en la compasión hacia el conjunto de especies que conforman la biodiversidad, se irán despertando una serie de condiciones y capacidades internas, de tal magnitud, como para llegar a preguntarnos, ¿entonces qué diferencia existe los demás humanos y yo?, pero, también nos daremos cuenta y llegaremos a cuestionarnos, ¿salvo la física, qué diferencia puede haber entre el resto de la biodiversidad y la propia especie humana?; el desarrollo de la compasión desde esa perspectiva, comprobaremos que no solo no existe diferencia alguna, sino que además, lo cierto es que somos gemelos toda la creación, cada cual dentro de su grado evolutivo, pero cumpliendo la común función de elevación en éste desarrollo evolutivo al que estamos sometidos.

De esa manera, la compasión nos estará dando la mano para que aprendamos, comprendamos y aceptemos la realidad del verdadero Amor. Por ello les insisto que no dejen de cuestionarse, si en verdad saben y conocen lo que es el Amor real, que nada tiene que ver con la complacencia de unos sentidos que provisionalmente acarreamos mientras tengamos puesto éste cuerpo de materia. Paso a paso nos habremos preparado para desarrollar y comprender la compasión hacia nuestra Madre Tierra; como ser extraordinario que nos cobija con la mayor de las compasiones y consecuentemente con el más elevado Amor. La compasión que apliquemos hacia nuestra Madre Tierra, nos elevará e impregnará en otras formas de compasión, con visión puesta en el cosmos y su tapiz multicolorido de vida, extraordinariamente inteligente, compasiva y sabia.

Completando la materialización de ese proceso desde su esencia misma como es por medio de la compasión, no duden que habrán completado un ciclo extraordinario de muy deseada y esperanzadora elevación. Llegaremos a un estado de comprensión, como para entender, qué ilimitada compasión no desbordan nuestros Hermanos Mayores, como verdadero esclavos de Amor que son de todo cuanto vienen creando. Y así de esa manera con la Primera Fuente o como se le viene dominando con el nombre de Dios.

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